Guillermo Favale y Agostina Scioli, te muestran cómo y por qué se produjeron una serie de muertes salvajes, crueles, innecesarias; asesinatos sin posibilidad de defensa; crímenes que aún siguen impunes.
El 17 de febrero de 1994 Fructuoso Álvarez González prendió fuego la casa de la familia a partir de una supuesta deuda económica. Como consecuencia del incendio falleció toda una famila. Matías -el hijo mayor del matrimonio- con 16 años, fue el único sobreviviente de la Masacre de Flores. Álvarez González fue condenado a prisión perpetua, pero consiguió la extradición a España en 2004. Matías buscó rearmar su vida sin saber que un día la pesadilla volvería a su vida.
En enero de 1994, Claudio Díaz y su compañero de trabajo, Edgardo Cicutín, salieron a vender libros como todos los días. Sin embargo, fueron interceptados por varios móviles policiales sin identificación alguna y una lluvia de balas cayó sobre el auto en el que viajaban. Citutín recibió 11 disparos en el cuerpo, y murió. A unas cuadras de distancia, otro vehículo fue ferozmente baleado y sus tres ocupantes, asesinados. Cuatro muertes, y un único sobreviviente, en una tarde en la que se escucharon 239 disparos, producto de un error policial que –hasta la fecha- no tiene ningún imputado: la Masacre de Wilde.
El mediodía del 25 de enero de 2005 el vehículo conducido por Fernando Carrera atropelló a varias personas causando la muerte de tres de ellas, cuando supuestamente estaba escapando de una persecución policial tras haber cometido un robo. Varias entidades de Derechos Humanos denunciaron que la causa estaba armada por la Policía Federal. Sin embargo, Carrera fue encontrado culpable y condenado 30 años de cárcel. Enrique Piñeyro llevó la historia al cine. La investigación muestra una compleja trama de encubrimientos alrededor de lo que se conoció como la Masacre de Pompeya.
La madrugada del 14 de septiembre de 2002 Ezequiel Demonty estaba esperando un remis en el Bajo Flores junto a dos amigos. Tres patrulleros los detuvieron y los llevaron a orillas del Riachuelo, donde los torturaron y luego los hicieron arrojarse al agua. Ezequiel, de 19 años, intentó escapar nadando, pero luego de los golpes recibidos no lo consiguió y su cuerpo sin vida fue encontrado una semana después. Su madre abandono todo en busca de justicia por su hijo: el caso Ezequiel Demonty.
VIDAS PARALELAS
Domingos a las 20:00 por América.
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